Me gusta reír, soñar y tomarme a
broma algunas situaciones en la vida un tanto desagradables.
No me gusta llorar de pena o de
dolor; no me gustan las personas que ante situaciones ni tan siquiera un poco
graves, solo por no ser de su capricho, protestan y maldicen.
Me gusta ver el mar, contemplar
su belleza y aspirar su perfume. Me gusta admirar el cielo azul con sus nubes
heterogéneas bailando sobre él.
No me gusta la oscuridad; no me
gusta el silencio; no me gusta la tierra seca.
Me gusta ver a los niños jugar, a
los ancianos caminar contentos conversando, y compartir con ellos lo que me
puedan ofrecer.
No me gusta la intolerancia, la
perfección rigurosa, la excesiva disciplina, ni la insensibilidad.
Me gusta ver a mis semejantes felices,
me gusta la armonía, la paz.
No me gustan las personas que no
saben perdonar, ni las que no saben pedirlo. No me gustan los orgullosos, ni
los engreídos, ni los egoístas.
Me gusta y valoro en gran medida
la humildad y el desprendimiento.
No me gusta la crueldad con seres
indefensos; no me gustan los malos hechos escudando la cobardía; no me gusta la
insensibilidad ni la ignorancia voluntaria.
Me gusta ver a los enamorados; me
gusta la gente cariñosa, afectiva, amable.
No me gusta la gente introvertida,
ni la mentirosa, ni la callada.
Me gusta compartir con la gente
mis sueños, mis ilusiones, mis preocupaciones.
No me gusta sentir miedo,
angustia y, sobre todo, incomprensión.
Me gusta escuchar música, leer,
presenciar una obra teatral. Me gusta gritar a veces y llorar de alegría otras.
No me gustan las drogas, el vicio
y la promiscuidad.
Sí me gusta el sexo, el amor y la
buena comunicación entre la gente.
Me gusta admirar un bonito
paisaje, un hombre atractivo y también una bella flor.
No me gusta la hipocresía, la
violencia, ni la ingratitud.
Me gusta pensar en mi padre,
sentir que me ve y que me sigue queriendo desde la otra línea de la vida, esa
línea que todos temen pasar.
No me gusta sufrir la
desaparición de seres queridos, sean familiares, amigos o mascotas. No me gusta
el adiós. No me gusta la muerte.
Me gusta la alegría; me gusta
vivir; me gustan los anímales; me gusta la naturaleza; me gustan las pequeñas
cosas de la vida que te hacen sentirte bien.
No me gusta el racismo, ni el
sexismo, ni la desigualdad de las clases sociales.
Me gusta la solidaridad, el
compañerismo, la ternura.
No me gusta el dolor.
Y sobre todas las cosas, me gusta
escribir, porque por ese medio puedo vivir y sentir todo lo que más me gusta, y
puedo repudiar, aniquilar por completo lo que no me gusta.
Lola Sancho Cabrera
Lola Sancho Cabrera
A mi me gusta tu artículo :)
ResponderEliminarMuchas gracias, y a mí, además de todo lo del artículo, me gusta tú. Besitossss
ResponderEliminar