domingo, 5 de febrero de 2012

Yoga para embarazadas. Técnicas de respiración y relajación


Un parto sin dolor, tranquilo y feliz, puede ser posible siguiendo las técnicas de respiración y relajación del yoga, así como la práctica de sus asanas.


Mujer embarazada realizando la postura del loto (mundobelleza)


El fin más deseado por la mayoría de mujeres embarazadas es conseguir un parto sin dolor y tranquilo, para conseguirlo, además de los medios farmacológicos existentes, se pueden utilizar otros más naturales para la mujer, como los basados en las técnicas del yoga.


Yoga para la mujer antes de la gestación

Según los expertos yoguis, algunas de las mujeres que tienen problemas en el parto, no es que sean ineptas, sino que les falta preparación. Pero este aprendizaje no comienza cuando ya se está embarazada, sino mucho antes. Por tanto, la mujer debería desde la adolescencia comenzar a fortalecer su cuerpo y mente, para que su futuro embarazo y parto fuera lo mejor posible.

Proceso para un parto sin dolor

En la actualidad muchas mujeres dan a luz sin dolores gracias a la farmacología con sus distintos tipos de anestesia: local, general y epidural o espinal. Pero en el caso de escoger un parto natural, excluyendo los narcóticos o cualquier otro tipo de opción farmacológica; la práctica de yoga, junto con los ejercicios de respiración y relajación que le acompañan, puede ser una solución eficaz para conseguir un parto más sencillo y totalmente natural, sin problemas para la madre y el hijo.

Por otra parte, aún en el caso de someterse a las prácticas de la medicina tradicional, utilizando algún tipo de analgésico, calmante o anestésico, ello no es obstáculo para llevar el proceso del embarazo y el parto con una buena preparación previa, en la que se llegue con las articulaciones más flexibles, la espalda más fuerte, la pelvis mucho más elástica y en un estado emocional sereno y feliz.

Los maestros yoguis dicen que en la mayoría de los casos, los dolores que se producen durante el parto, están ocasionados por los temores y tensiones, que hacen contraer ciertas fibras musculares del extremo inferior del útero, cuando deberían de estar distendidas. Y opinan que si se consigue eliminar o apaciguar esos miedos y tensiones, el parto puede discurrir sin apenas dolores.


Clave del parto sin dolor, respiración correcta y relajación

El procedimiento básico para conseguir un buen parto, libre de dolor y tensiones; es aprender a respirar y relajar los músculos.

La forma más profunda y completa de respiración es la yóguica, que es capaz de llenar los pulmones al completo, aportando el oxigeno necesario al cuerpo y serenando la mente.

Este tipo de respiración consiste en unir los tres tipos de respiración, la clavicular, la torácica y la abdominal, en una.

Se comienza inspirando por la nariz y llenando primero el abdomen. Si se coloca una mano en él, se sentirá como sube con la inspiración. A continuación el aire debe ir subiendo hacía el pecho, ampliando las costillas, y por último llegar a las clavículas y garganta. Se exhala suavemente y también por la nariz.

En el yoga la inspiración y exhalación siempre es por éste órgano, ya que para esta disciplina, la nariz es el único órgano adecuado para filtrar el aire de impurezas, templar la temperatura y demás funciones en bien de nuestra salud.

Es importante que no se interrumpa el proceso de la respiración, debe ser una respiración lenta pero fluida. Sin cortes en el proceso. De manera pausada se inhala y cuando se llena completamente de aire, se exhala también suave y lentamente.


Relajación en la gestación. Postura del cadáver

La asana más adecuada para practicar la relajación profunda se llama, en sánscrito, Savasana, o postura del cadáver. De apariencia sencilla, esta postura es considerada por los maestros del yoga como la más difícil de todas. Ya que es muy sencilla de ejecutar, pero hacerlo de forma que ofrezca los frutos deseados, no lo es tanto. No obstante, practicándola a diario, se puede llegar de manera sencilla a descubrir todos sus secretos.

Ejecución:

  • Tumbarse en el suelo sobre una manta o alfombra.
  • Colocarse de espaldas, con el cuerpo y piernas estirados, talones juntos, los brazos a lo largo del cuerpo con las palmas de las manos hacia arriba, los pies sueltos y el mentón ligeramente encogido hacia adentro, para que la cabeza no caiga hacia atrás.
  • Comenzar estirando la pierna izquierda, a partir de la cadera, alargándola, mantener unos segundos y repetir con la otra pierna. Luego las dos a la vez.
  • Cruzar los dedos por arriba de la cabeza y estirar todo el cuerpo, para dilatar la columna vertebral. Al terminar el estiramiento, colocar de nuevo los brazos a lo largo del cuerpo.
  • Después, y ahí viene la parte más complicada, hay que intentar relajarse, dejarse ir, no moverse.
  • Ir repasando todas las partes del cuerpo para comprobar su relajación. Es difícil lograrlo al principio, pero con la práctica se consigue llegar a una relajación total de todas las partes del cuerpo.

Para ayudar a alcanzar la relajación hay que respirar profundamente de manera lenta y suave. Tal y como se utiliza en las técnicas de respiración yóguicas.

Por último, para abandonar la postura, hay que hacerlo de manera suave, sin movimientos bruscos. Primero hay que sentarse y a continuación levantarse muy despacio.

No obstante, a pesar de los beneficios del yoga y de ser una práctica poco agresiva por su ejecución lenta, es aconsejable que se comente con el ginecólogo antes de empezar, por si él encontrara algún motivo por el que no fuera conveniente su realización.

Lola Sancho Cabrera




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