lunes, 5 de diciembre de 2011

La Navidad, los niños y el origen del belén


En Navidad, los niños disfrutan con muchas cosas, el belén es una de ellas. Pero, generalmente se ignora cuál fue el origen y quiénes fueron precursores.

Belén (imagen de Iglesia de Valladolid)

La tradición del belén, llamado también, pesebre, nacimiento, portal o pasitos, según el país o región de habla hispana, viene desde la antigüedad. Muchos hogares de todo el mundo, normalmente de tradición católica, exponen en sus casas el típico belén, compartiendo espacio con el árbol y distintos adornos navideños.

Asimismo, la ceremonia de su montaje, colocando con cuidado sus figuritas, árboles, montañas, musgo o nieve, es una diversión para los más pequeños de la casa en estas fiestas.

Origen del belén

Nos debemos remontar a la Nochebuena del año 1223, en Italia, dónde se instaló un belén para conmemorar el nacimiento de Jesús, que fue realizado por San Francisco de Asís en una cueva próxima a la ermita de Greccio.

Aquel primer belén acompañó a la misa nocturna que se celebró en la Nochebuena. Aunque en aquella ocasión se utilizaron sólo animales, el buey y la mula. Estos mismos animales ya aparecen en el pesebre del siglo IV, descubierto en las catacumbas de la Basílica de San Sebastián de Roma.

Expansión del belén por el mundo

La extensión de esta tradición se debe fundamentalmente a los monjes franciscanos, que lo utilizaron como modo de predicación, ya que representaba su forma de ver la religión: humilde, sencilla, cercana al pueblo y a la pobreza. Al contrario que otras órdenes religiosas, más cercanas al dinero y al poder. Por tanto, el humilde nacimiento de Jesús en un pesebre representaba muy bien lo que querían hacer llegar.

De ahí fue pasando la tradición al resto de Europa, en sus comienzos como práctica eclesiástica, posteriormente aristocrática y finalmente popular.

Los países europeos con tradición belenística son: España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Austria, Hungría, Eslovaquia y Polonia.

El origen del belén en España, costumbre de reyes y nobles

A mediados del siglo XVIII el virrey de Nápoles Carlos III de Borbón, cuando pasó a ser rey de España instauró el Belén en la corte madrileña y promovió su difusión entre la aristocracia española. Más tarde se extendió también al pueblo.


Belén canario (El coleccionista de instantes)

Curiosidades locales sobre el Belén

En España, concretamente en Cataluña, se incluye una figura típica y muy antigua que representa a un campesino defecando que se llama caganer. El origen de esta figura viene por los cultos agrarios relacionados con la fertilidad del campo.

En Laguardia, en el País Vasco, España. Se instala desde 1749 un belén barroco de movimiento en la Capilla de la Inmaculada en la Iglesia de Santa María.

En Provenza, Francia. Los belenes incluyen centenares de figuras de arcilla pintados a mano, llamados santons, que representan todos los oficios y profesiones tradicionales de la región.

En la región andina de Venezuela, se realiza una ceremonia llamada Paradura del niño, en la que levantan al niño Jesús.

En Canarias, España, y en los países de Latinoamérica: Ecuador, México, Colombia, Guatemala, El Salvador, Venezuela, Perú y Chile, la figura del niño se coloca después de la llegada de la Navidad y luego de ser arrullado es colocado entre José y María.

Llegada del belén a Latinoamérica

Sus inicios se remontan al siglo XVIII, cuando tras la disolución de la orden de los jesuitas, ocuparon su lugar los franciscanos y comenzaron a usar el belén como modo de evangelización.

En todos esos lugares, suelen ser belenes anacrónicos, ya que incluyen plantas y animales que en Palestina no se conocían en los tiempos del nacimiento de Jesús. Esto se debe también a que Latinoamérica está situada en el hemisferio sur del planeta, con lo que en Navidad no se celebra en el solsticio de invierno, sino el de verano, por lo que el clima y los productos agrícolas son muy diferentes.

El belén en Navidad, diversión para niños y adultos

Durante las fiestas navideñas los niños acompañados de sus padres, abuelos o tíos, disfrutan viendo o adquiriendo en los diversos puestos de artesanía que se disponen por las calles, las figuritas, montañas de corcho, palmeras, luces, ñoras y muchas otras cosas.

De igual forma, el montaje representa una labor familiar, que puede reunir a varios miembros en torno a ese ritual, que ayuda a los niños, además de a divertirse, a que aprecien la riqueza artesanal de las figuras, los distintos portales e infinidad de objetos que se utilizan para montar el belén.

También los hay menos artesanales, aunque no por ello no cumplen su cometido de simbolizar el nacimiento de Jesús y hacer las delicias de los más pequeños de la casa.

Actualmente el belén se ha antepuesto a las creencias religiosas, e independientemente de ellas, figura en muchos hogares aconfesionales, pero que aprecian la tradición y exposición de artesanía que representa. Además de contribuir, enseñándolo a sus hijos, a la permanencia de culturas y tradiciones populares que enriquecen a los pueblos.




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