En Navidad, los niños disfrutan con muchas cosas, el belén es una de ellas.
Pero, generalmente se ignora cuál fue el origen y quiénes fueron precursores.
Belén (imagen de Iglesia de Valladolid)
La tradición del belén, llamado también, pesebre,
nacimiento, portal o pasitos, según el país o región de habla hispana, viene
desde la antigüedad. Muchos hogares de todo el mundo, normalmente de tradición
católica, exponen en sus casas el típico belén, compartiendo espacio con el
árbol y distintos adornos navideños.
Asimismo, la ceremonia de su montaje, colocando con
cuidado sus figuritas, árboles, montañas, musgo o nieve, es una diversión para
los más pequeños de la casa en estas fiestas.
Origen del belén
Nos debemos remontar a la Nochebuena del año 1223, en
Italia, dónde se instaló un belén para conmemorar el nacimiento de Jesús, que
fue realizado por San Francisco de Asís en una cueva próxima a la ermita de
Greccio.
Aquel primer belén acompañó a la misa nocturna que se
celebró en la Nochebuena. Aunque en aquella ocasión se utilizaron sólo
animales, el buey y la mula. Estos mismos animales ya aparecen en el pesebre
del siglo IV, descubierto en las catacumbas de la Basílica de San Sebastián de
Roma.
Expansión del belén por
el mundo
La extensión de esta tradición se debe
fundamentalmente a los monjes franciscanos, que lo utilizaron como modo de
predicación, ya que representaba su forma de ver la religión: humilde,
sencilla, cercana al pueblo y a la pobreza. Al contrario que otras órdenes
religiosas, más cercanas al dinero y al poder. Por tanto, el humilde nacimiento
de Jesús en un pesebre representaba muy bien lo que querían hacer llegar.
De ahí fue pasando la tradición al resto de Europa, en
sus comienzos como práctica eclesiástica, posteriormente aristocrática y
finalmente popular.
Los países europeos con tradición belenística son:
España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Austria, Hungría, Eslovaquia y
Polonia.
El origen del belén en
España, costumbre de reyes y nobles
A mediados del siglo XVIII el virrey de Nápoles Carlos
III de Borbón, cuando pasó a ser rey de España instauró el Belén en la corte
madrileña y promovió su difusión entre la aristocracia española. Más tarde se
extendió también al pueblo.
Belén canario (El coleccionista de instantes)
Curiosidades locales
sobre el Belén
En España, concretamente en Cataluña, se incluye una
figura típica y muy antigua que representa a un campesino defecando que se
llama caganer. El origen de esta
figura viene por los cultos agrarios relacionados con la fertilidad del campo.
En Laguardia, en el País Vasco, España. Se instala
desde 1749 un belén barroco de movimiento en la Capilla de la Inmaculada en la
Iglesia de Santa María.
En Provenza, Francia. Los belenes incluyen centenares
de figuras de arcilla pintados a mano, llamados santons, que representan
todos los oficios y profesiones tradicionales de la región.
En la región andina de Venezuela, se realiza una
ceremonia llamada Paradura del niño, en la que levantan al niño Jesús.
En Canarias, España, y en los países de Latinoamérica:
Ecuador, México, Colombia, Guatemala, El Salvador, Venezuela, Perú y Chile, la
figura del niño se coloca después de la llegada de la Navidad y luego de ser
arrullado es colocado entre José y María.
Llegada del belén a
Latinoamérica
Sus inicios se remontan al siglo XVIII, cuando tras la
disolución de la orden de los jesuitas, ocuparon su lugar los franciscanos y
comenzaron a usar el belén como modo de evangelización.
En todos esos lugares, suelen ser belenes anacrónicos,
ya que incluyen plantas y animales que en Palestina no se conocían en los
tiempos del nacimiento de Jesús. Esto se debe también a que Latinoamérica está
situada en el hemisferio sur del planeta, con lo que en Navidad no se celebra
en el solsticio de invierno, sino el de verano, por lo que el clima y los
productos agrícolas son muy diferentes.
El belén en Navidad,
diversión para niños y adultos
Durante las fiestas navideñas los niños acompañados de
sus padres, abuelos o tíos, disfrutan viendo o adquiriendo en los diversos
puestos de artesanía que se disponen por las calles, las figuritas, montañas de
corcho, palmeras, luces, ñoras y muchas otras cosas.
De igual forma, el montaje representa una labor
familiar, que puede reunir a varios miembros en torno a ese ritual, que ayuda a
los niños, además de a divertirse, a que aprecien la riqueza artesanal de las
figuras, los distintos portales e infinidad de objetos que se utilizan para
montar el belén.
También los hay menos artesanales, aunque no por ello
no cumplen su cometido de simbolizar el nacimiento de Jesús y hacer las
delicias de los más pequeños de la casa.
Actualmente el belén se ha antepuesto a las creencias
religiosas, e independientemente de ellas, figura en muchos hogares
aconfesionales, pero que aprecian la tradición y exposición de artesanía que
representa. Además de contribuir, enseñándolo a sus hijos, a la permanencia de
culturas y tradiciones populares que enriquecen a los pueblos.
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